EL CRISTO EN MAJESTAD
“El Pantocrátor”, maestro de San Clemente de Tahull.
El arte de la
Edad Media no destaca a los artistas sino las obras. Los pintores románicos
eran artesanos que viajaban ofreciendo su oficio por distintas ciudades e
iglesias. La obra conocida como “El Pantocrátor” o el Todopoderoso, se
encuentra en el Museo de Arte de Cataluña, museo de arte medieval y corresponde
a una de las pinturas murales al fresco de la iglesia románica San Clemente de Tahull que se
encuentra en la provincia de Lérida, España.
Esta pintura
del ábside representa a Jesucristo en majestad dentro de una mandorla perlada,
sentado en una franja transversal decorada con dibujos vegetales. A la altura
de sus hombros se dibujaron las letras griegas Α y Ω, alfa y omega,
simbolizando a Cristo como principio y fin de todas las cosas. El Pantocrátor
está en actitud de juzgar con su mano derecha mientras que en la izquierda
sostiene un libro abierto en el que puede leerse “Ego sum Lux mundi”, frase en
latín que significa “Yo soy la luz del
mundo”.
Esta aseveración la hizo Jesús en el templo, en el lugar de las ofrendas,
enseñando al pueblo que le seguía, incluidos a escribas y
fariseos. Dice el Evangelio: “Otra vez
Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (San Juan 8:12). Fue escandaloso y hasta blasfemo para los judíos
que Él afirmara ser la “luz del mundo”, siendo que el Único que puede iluminar
auténticamente al ser humano es Dios. En verdad Jesucristo, quien había dado
vista a varios ciegos, limpiado a leprosos, sanado a paralíticos, abierto oídos
a sordos, resucitado a unos cuantos difuntos, en fin mostrado su infinita
misericordia y poder, era el Único ser humano que podía y puede decirlo. Él es
el Hijo de Dios, el Todopoderoso, muerto por la Humanidad y resucitado de entre
los muertos, quien ahora está sentado en majestad y gobierna todas las cosas.
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